Cada vez que se reflexiona sobre Abastecimiento, por analogía podría pensarse que se trata de un sistema planetario con más planetas de los que uno quisiera considerar, cada uno de los cuales aloja a su vez varias lunas y asteroides que giran directa o indirectamente en complejas relaciones gravitacionales; en un estado de cambio permanente.
Procesos y más procesos con dimensiones, variabilidades, ciclos e impactos muy diferentes, pero íntimamente relacionados entre sí, subordinados unos a otros, pero que deben atender a un propósito único: satisfacer las necesidades de bienes y servicios de los clientes internos de una manera sostenible; alineados a su vez con las metas y objetivos corporativos. El tiempo nos obliga a crecer, a adaptarnos porque cada vez que parpadeamos, el Abastecimiento, se mueve bajo nuestros pies.
Es en este «telar» en el que, quien responde en la Empresa por el área de Abastecimiento, debe entrelazar la urdimbre con la trama para lograr ese lienzo en el cual se debe plasmar y expresar las mejores compras y contrataciones sostenibles que espera la Alta Gerencia.
Cualquier empresa independiente de su tamaño y del sector económico en el cual giran sus negocios, compra bienes «tangibles» y contrata servicios «intangibles». La situación se hace más complicada en la medida en que muchos de los conocimientos del talento humano en la función para responder de manera eficiente a las necesidades de Abastecimiento, se han generado heurísticamente por el método de prueba y error.
Además, la respuesta de la academia para generar conocimiento es limitada y con altos costos y acceder a consultores expertos en el tema es un lujo que solo pueden darse muy pocas empresas.
Se torna difícil entonces hacer un alto en el camino para darle atención y prioridad a la sostenibilidad; un tema de significativa vigencia en el quehacer cotidiano no solo en el campo personal, sino también en el profesional, sin desconocer que Internet y las redes sociales propician un mundo más informado, sobre el cambio climático; el aumento demográfico; las reservas de recursos naturales; la insuficiencia de agua potable; el incremento inusitado de la demanda de energía global; los alimentos producidos que se desperdician; el incremento en la desigualdad de los ingresos y de la riqueza que obedece a factores como el estancamiento de los salarios, la disminución gradual del estado de bienestar en las economías desarrolladas y muchos otros problemas.
Mirada al pasado
Guardadas proporciones y retrocediendo unas cuantas décadas en el tiempo, situaciones con características similares «aunque con menor despliegue de información» se dieron cuando las compañías operadoras del sector hidrocarburos adoptaron en Colombia en el año 1998 el registro único de contratistas «RUC®» como sistema de información y consulta al que debían acudir para la convocatoria de oferentes en los procesos de solicitud de ofertas.
El registro ofrecía a las empresas inscritas, un sistema de evaluación y seguimiento sobre la gestión y el cumplimiento de los requisitos legales resumidos en la «Guía del Sistema de Seguridad, Salud Ocupacional y Ambiente para Contratistas del Sector Hidrocarburos».
El propósito del registro fue impulsar en el sector de hidrocarburos la implementación de los estándares de desempeño requeridos para lograr la efectividad y calidad de las operaciones desarrolladas, de acuerdo con la guía mencionada. Y además centralizar la información de desempeño de las firmas contratistas que intervenían en las diferentes fases de operación de hidrocarburos.
Las normas de calidad son un conjunto de estándares que surgieron con el objetivo de ayudar a las empresas a establecer unos niveles de homogeneidad en relación con la gestión, suministro de bienes y prestación de servicios. No constituían una obligación, pero sí se percibían como una herramienta para mejorar. En Colombia solo hacia el año 2005 el gobierno estableció que las empresas contratistas estaban obligadas a obtener una certificación en calidad cuando recibían fondos públicos; exigencia que posteriormente se consideró inequitativa.
En el caso del registro del sector de hidrocarburos se trató de una exigencia que debían cumplir proveedores y contratistas en un nicho de mercado muy específico que cubría un número muy limitado si se comparaba con el mercado de dichos proveedores y contratistas a nivel nacional. Por otro lado, la reacción inicial de éstos fue que este tipo de exigencias encarecía sus ofertas, desconociendo de plano que se trataba de una inversión en términos de salud ocupacional, seguridad industrial y medio ambiente.
En el segundo caso, la exigencia gubernamental provocó una oleada hacia las empresas certificadoras por parte de aquellas compañías que requerían a la mayor brevedad las certificaciones básicas para poder contratar con el Estado.
En uno u otro caso, las motivaciones para actuar decididamente estaban dadas por intereses muy específicos y limitados en su cobertura; solo eran conocidos por quienes actuaban en ese entorno o tenían una relación tangencial con el mismo.
Si estas decisiones o medidas se hubieran postergado en el tiempo, sus efectos muy posiblemente hubieran sido pérdidas de eficiencia; tendencias en aumento en términos de accidentes y cuasi accidentes, incluso fatalidades y por supuesto impactos ambientales de algún orden. Por otra parte, bienes y servicios de calidad insatisfactoria, por debajo de especificaciones; incumplimiento de plazos; mayores costos, pero siempre dentro de unos nichos muy limitados.
Donde colocamos el tema de la sostenibilidad
No sucede así con la sostenibilidad, que cada vez es más importante que nunca. La demanda y el suministro de bienes y la prestación de servicios de forma sostenible se convierten en un reto de marca mayor.
Al plantear casos prácticos, nos enfrentamos con dilemas reales que se pueden presentar en los procesos de integración de la sostenibilidad al abastecimiento. En el libro, «Abastecimiento y sostenibilidad: sinergia ineludible» , aterrizamos los conceptos y ofrecemos alternativas prácticas para su implementación.
Las transformaciones necesarias no son sencillas. Actualmente, gran parte del abastecimiento opera sin entender el impacto que tiene en el desarrollo sostenible y está desconectado de la estrategia de sostenibilidad. Hay que asumir la sostenibilidad como propia y transformar los modelos de abastecimiento existentes, potenciando las contribuciones positivas que pueden generarse desde esta perspectiva.
Adoptar la sostenibilidad en el abastecimiento no solo es una responsabilidad ética, sino también una oportunidad estratégica. Alinear las prácticas de abastecimiento con los objetivos de sostenibilidad puede generar ventajas competitivas significativas. Las empresas que integran la sostenibilidad en sus procesos de abastecimiento pueden mejorar su reputación corporativa, atraer a clientes y socios comprometidos con prácticas responsables, y acceder a nuevos mercados que valoran la sostenibilidad. Además, estas prácticas pueden conducir a una mayor eficiencia operativa y a reducir costos a largo plazo, optimizar el uso de recursos y minimizar el desperdicio.
La sostenibilidad también fomenta la innovación, ya que impulsa a las empresas a desarrollar nuevas soluciones y tecnologías que sean más amigables con el medio ambiente. Al adoptar un enfoque sostenible, las empresas pueden contribuir significativamente al bienestar global, ayudando a mitigar el cambio climático, preservando los recursos naturales y promoviendo la equidad social.
Mirada al futuro
Este es el momento de liderar el cambio hacia un futuro más sostenible. Las empresas tienen la oportunidad y la responsabilidad de transformar sus modelos de abastecimiento, no solo para cumplir con las expectativas actuales, sino para asegurar un legado positivo para las generaciones futuras. La sostenibilidad en el abastecimiento es, sin duda, el camino hacia un desarrollo más justo y equilibrado.
Con el libro «Abastecimiento y sostenibilidad: sinergia ineludible» reflexiono sobre la idea de que ha llegado el momento de actuar y de fijar la atención sobre los beneficios significativos que aporta la sostenibilidad sobre las empresas. Este es un llamamiento para enmendar nuestro camino creando una masa crítica que genere un fenómeno con dinámica propia que permita que la sostenibilidad siga creciendo y contagiando, porque nos incumbe a todos.
Artículo escrito por Iván Pinzón Amaya
NOTA: puedes profundizar sobre sostenibilidad en el libro de Iván Pinzón Amaya: Abastecimiento y sostenibilidad: sinergia ineludible.
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